jueves, 11 de junio de 2009

Pereat Ars (Fiat modes)



El siguiente proyecto, ocupado por abordar las metáforas que toman como referencia el cuerpo del ser humano, ha tomado forma bajo la apariencia de una colección de moda.

Bajo el nombre “Pereat Ars” tomo como alegoría del cuerpo el propio traje que lo cubre y que, como ya se ha dicho en algunas ocasiones, acabará por modelarlo. Un ejemplo de este fenómeno, algo excesivo quizá, es el antiguo mecanismo de tortura, la doncella de hierro que surge de una mala y macabra interpretación de la “capa de la infamia” (instrumento que no dañaba el cuerpo, que simplemente tenía la función de avergonzar al ajusticiado que la portase). Sin embargo, la tortura, pese a estar presente en alguno de los diseños, no es lo que nos ocupa en estos momentos.

Los ropajes son cuerpo, en la medida que lo recubren. Aunque se trate en origen de un escudo del pudor, que lo protege del beso de los elementos y de miradas ajenas, este es un factor que pretendo dejar a un lado en mi trabajo. De esta forma, los trajes e instrumentos que se presentan, actúan como una prolongación de lo sensorial en el espectador con un solo propósito: enseñarle a ver.

La metáfora del cuerpo como traje no forma parte de un sedero por el que camine sola. Ya los dadaístas emplearon el ropaje y el maniquí como paradigma de la corporeidad y elemento en el que la carnalidad se desparrama.

La marca elegida como supuesta gran entidad corporativa, Pereat Ars, pretende seguir con las líneas promovidas por Max Ernst, con su serie de litografías: Fiat Modes, pereat Ars (1919). La idea de crear una marca surge a partir de los Múltiples de Joeph Beuys. Con las sucesivas ediciones de sus múltiples, el artista se planteaba la posibilidad del espectador de posesión de un fragmento de memoria y de facilitar la relación artista-espectador, transformándola en un artista-fetichista. El fetiche, por la mera obsesión de posesión que está implícita en su significado, resultará más aprehensible al espectador.

Con todos los trajes y complementos diseñados lo que pretendo es acentuar lo sensorial en el espectador hacia los modos de ver que un reducido número de artistas pretende encontrar en ellos. Intento seguir la estela de Jana Sterbak o Rebecca Horn, que ya propusieron hace tiempo diseños potenciadores de estados introspectivos que rallaban lo poético, sobre todo en el caso de la segunda. En mi propuesta, la supuesta marca actúa como detonante para promover ayudas perezosas que permitan al espectador dar concepto a lo percibido, única forma, según Beuys de que la realidad pueda llegar a existir.

Me planteo, no carente de prepotencia, la posibilidad de romper, al menos un poco más, en el espectador la concepción de la visión frontal, heredera de la perspectiva renacentista. Cosa que los artistas llevan haciendo desde hace medio siglo, pero creo que en ocasiones, sin la colaboración suficiente. Cada uno de los trajes es más un modo de comprender que de ver, pues no pretendo en modo alguno suplantar a la obra percibida. Más bien se trata de generar las sensaciones que el artista busca en quien lo mira, o de acentuarlas de una forma táctil, basándonos en un contacto tejido-piel.

Traje para James Lee-Byars




James Lee-Byars se enfrenta al mundo de una forma mística, basada en los fuertes contrastes, en los deseos y en las afirmaciones extremas. La Muerte de James Lee-Byars es para mí una forma de ratificar que el arte es una forma de hacer entender el mundo. Si podemos escenificar nuestra muerte, almacenando y volviendo actuales elementos anacrónicos, podemos tener el control total sobre ella y sobre nuestro mundo y podemos comprenderlo, al menos, un poco.

“El arte es momentáneo, la experiencia es lingüística”
La Duda perfecta-James Lee-Byars

Precisamente por ello, Lee-Byars se enfrenta al mundo de una forma dialéctica, intentando conciliar contrarios a partir de una pregunta que nunca llegará a responder. Lo importante es conseguir elaborar la duda perfecta, para transformarse en la esfinge perfecta. El espectador debe ser partícipe de esa duda. En cierto modo ya lo es, pues cada generación se pregunta aquello que debe ser preguntado, aunque no llegue a formalizarse. La interrogación debe recrearse en sí misma, sin que la falta de respuesta nos lleve a ser devorados.

Lo importante es la experiencia lingüística, apreciar los signos por lo que son como parte de un lenguaje sin comprender ese lenguaje. Por ello he querido que el traje de Lee-Byars fuese un lenguaje, pero no escrito, ya que jugando con la sinestesia se pueden conseguir resultados interesantes. He recurrido a una serie de símbolos que siempre me han encantado, tanto a la vista como al tacto, aunque nunca he sabido realmente qué es lo que estaba leyendo, el lenguaje en braille. Como total desconocedora, he pretendido imprimir unos signos en relieve, un lenguaje, en principio, de nada, pues no reproduce ninguna combinación lógica de letras. De esta forma sabemos que llevamos puesto un alfabeto y podemos elaborar con él nuestra propia pregunta.

El hecho de no significar nada es fundamental, puesto que de ningún modo tengo yo la potestad de trasladar al espectador mi pregunta, que ni siquiera sé aún cuál es. Preguntas tengo muchas, pero ninguna es la duda perfecta.

Traje para Bruce Nauman





Bruce Nauman es especialmente reconocido por su gran capacidad interdisciplinaria y la adaptación a las diferentes corrientes de cada época, para cada una de las cuales siempre propone una mirada crítica.

Es por todo esto que el artista es consciente de las nuevas posturas en el espectador. Este se encuentra tan conmocionado por la pérdida de referencias visuales y añora tanto la visión frontal, que se vuelve completamente apático ante las propuestas artísticas. Los nuevos modos de ver siguen dos corrientes diametralmente opuestas: neutralidad y violencia. Se puede hostigar al espectador o no mostrarle nada en absoluto.

Nauman opta por la primera de las opciones y hay que decir que entra en el juego de una forma correcta y educada Please pay attention please, que poco a poco se irá haciendo más abrupta: Pay attention mother fuckers.

Su obra emerge como un golpe al espectador, al que obliga a mirar con formas despiadadas llegando incluso a basarse en técnicas de psicología conductistas como la caja Skinner. Pretende trasladar al espectador el desamparo aprendido en ratas de laboratorio y ejercer sobre su ojo el dominio que no consiguió con palabras amables.

El traje propuesto para Bruce Nauman parte de la voluntad de conducir al espectador, provocando en él una reacción inducida por un manipulandum (en psicología conductista, mecanismo que se acciona en el proceso y que se aprende, aunque no se trate de una acción propia del sujeto).

John B. Watson, preocupado por eliminar la introspección de entre los mecanismos de la ciencia psicológica fue el desarrollador de un movimiento conductista radical. Sin embargo, puesto que el artista lo que pretende, a mi entender, es conducir al espectador a su propia introspección, ambos conceptos deberían estar presentes en el traje diseñado para Nauman.

He optado por un vestido ajustado e hinchable, fabricado a partir de las abrazaderas de los baumanómetros empleados para medir la presión sanguínea. Bajo el vestido, una serie de fonendoscopios registran las palpitaciones del sujeto. A su vez, se han proporcionado al espectador unas gafas que, literalmente, le obligan a mirar, tal y como le sucedía a Alex en la película de Kubrick.

La obra de Bruce Nauman nos golpea en la cara, nos corta y daña, precisamente para denunciar el daño en sí mismo. Por ello, el espectador, amenazado, que tiende a cerrar los ojos, no es capaz de hacerlo y su pulso se acelera. Este pulso acelerado se intensifica, ampliándose al circular por la gargantilla que forman los cables de los fonendoscopios, pasando de 20dB a 120dB. El umbral estándar del dolor se sitúa a 140dB, así que algo hay que hacer, quizá intentar calmarnos… Conviene decir que cuando el espectador recupera un ritmo cardíaco normal, entre 60 y 100 ppm, los estetoscopios recuperan su volumen normal.

Analizando los elementos conductistas, creo que el sensor que regula el volumen, superadas las 140ppm, actúa como un manipulandum, que el espectador ha de sufrir. Posteriormente aprenderá que para disipar el ruido, sólo debe relajarse, estaríamos hablando aquí de un estímulo discriminativo. Sólo nos quedaría poder probarlo e espectadores reales para elaborar un registro acumulativo, es decir, una gráfica en la que pueda quedar constancia de las respuestas operantes, tiempo empleado, etc.

Traje para Dan Graham




Por lo que respecta a este artista he tomado como referencia instalaciones como Public space/Two audiences y sus pabellones espejados. El artista emplea materiales que imposibilitan al espectador para diferenciar el interior del exterior. El aparente cristal de las instalaciones no ofrece una visión del interior o a la inversa.

De esta forma desconcierta al espectador rompiendo sus esquemas básicos de visión, basados en los preceptos euclidianos y en la concepción antropocéntrica que establece el ojo humano en el punto de fuga de todas las composiciones. El espectador se desorienta sin poder echar mano de la maquina perspectiva que Alberti diseñara en el siglo XV.

Por todo ello en mi propuesta para Dan Graham, he pretendido potenciar esa confusión dentro-fuera que tendría el espectador para trasladarla a su propio cuerpo cuando mira la obra. Por ello, con la elaboración de un traje espejado, que a su vez es plegable, pretendo generar la sensación de espacio infinito que se produce al enfrentar un espejo a otro en planos paralelos. El que mira, con el vestido puesto se ve a sí mismo vistiendo a Dan Graham en una secuencia imposible que acaba por describir una curva y perderse en ningún punto perspectivo.

Este es uno de los primeros trajes con complemento asociado, que son unas gafas caleidoscópicas. Este objeto, que raya más en el chisme o artefacto que en un atuendo de pasarela es otra nueva forma de volver la visión a-perspectiva. La realidad reflejada en Dan Graham se vuelve triangular y reiterativa pasa a cumplir las características de un ornamento. El caleidoscopio pasa de ser un juego a un instrumento de desconcierto, con la voluntad de volver a ser en juego, cosa que nunca dejó de ser. Pero que sí perdió prioridad ante el miedo a-perspectivo.

Traje para Beuys









“El contacto y recepción de la obra están relacionados con la energía acumulada y la apelación a la inmanente imaginación del observador, así como el conocimiento de la superestructura intelectual del autor.”

Joseph Beuys Ensayos y entrevistas- Bernd Klüser

Los modos de ver propuestos por Beuys se centran en la creación de una anti-imagen, que surge de la propia imagen, es la percepción de su invisible y por tanto amplía sus cualidades visuales. Se trata de hacer visible al espectador este nuevo elemento perceptivo, que según Beuys sólo será aprehensible gracias a procesos introspectivos.

El artista, en líneas generales, consideraba el arte como un proceso de innovación estilística que poco a poco se va alejando del espectador. Pretende ponerle solución a este proceso a partir de un pensamiento revolucionario y anti-positivista: “todo ser humano es un artista”.

Si todo ser humano debe revelarse ante el alejamiento de aquello que nos hace comprender el mundo, que es una de las definiciones más hermosas y optimistas que me han dado del arte, lo hará a partir de su participación en él.

Por todo ello, mi traje para Beuys es una estructura introspectiva, que no pretende sustituir a la imaginación del espectador, sino potenciarla al introducirlo en un espacio de silencio. En ella reflexionaremos y nos prepararemos para la visión que se avecina, conseguiremos un estado propicio para comprender la perspectiva abstracta de Beuys.

Version del cartógrafo































Pieza realizada a tamaño real en caramelo
Prueba 1






La palabra “caníbal” tiene su origen en la palabra “Caribe” y en las acusaciones que los arahucanos hacían a tribus vecinas relacionadas con su aparente brutalidad. Pues una cosa es cierta, el “caníbal es siempre el otro”.

En los estudios de las tribus o clanes sudamericanos numerosos antropólogos se han encontrado con que son las tribus vecinas las que reciben el calificativo de caníbales. Los autóctonos de un clan prevén al extranjero de lo que se puede encontrar conforme avanza en la selva. De igual forma cada tribu se designa a sí misma con calificativos como “los verdaderos”, “los buenos”. Se cumple el precepto que llevo afirmando desde un primer momento, el terror por la alteridad.

Aún así, existen diferentes tribus en las que se han registrado distintas formas de canibalismo. Los kwakiutl (Vanccover), por ejemplo, realizaban un canibalismo ritualmente impuesto con un sentido catártico y el posterior vómito de lo ingerido. Los dogon (Mali) se comían el propio prepucio en una ceremonia, lo que nos permite recordar la cantidad de metáforas caníbales relacionadas con la sexualidad.

Los ojos del caníbal:
La diversidad evidente de formas de canibalismo, nos lleva a mencionar aquellas que tienen lugar en el mundo animal, como una forma de ratificar que es un fenómeno que tiene lugar y en el que conviene pensar. Para comparar ambas formas de canibalismo me gustaría apuntar lo siguiente: una de las razones de canibalismo animal, al menos la que más me ha llamado la atención, es su sistema de identificación del otro. La alteridad, concretada en un individuo, no se interpreta por recuerdos o por asimilación de rasgos morfológicos, como sucede en el ser humano, sino por mecanismos químicos como el olor. El retraso en la descodificación de las feromonas del congénere o las posibles perturbaciones del medio son las principales causas del canibalismo. De ahí que en ciertos trabajos relacionados con la antropofagia, como es el caso, por ejemplo, de la Baba Antropofágica de Lygia Clark se cubran los ojos de aquellos que toman parte. Buscamos la mirada del caníbal, los ojos de Saturno devorando a su hijo. Es una mirada desbordada en un rostro demudado, es la repentina corrección de la miopía. El caníbal en su mirada adopta cierta actitud soberana en el orden de la posesión del extraño. Comprende que se le atribuye una importancia digestiva, como asimilador de la cultura, asimilador del otro, puede llegar a comprender y en sus ojos se revela la sabiduría de una adivina que lee tripas de pescado.

Esa revelación que entrevemos en su mirada y esos orígenes rituales nos llevan a rozar el esoterismo. A menudo aparece asociado el término caníbal al brujo, como una forma de explicar, o más bien, no explicar, las relaciones entre el hombre y los hechos desafortunados, que no se comprenden del todo, en ese caso, la culpa será “del otro”. De aquello cuyos límites no somos capaces de franquear y precisamente por ello los situamos en el ámbito de lo bestial. Dicho lo cual es muy habitual que en las acusaciones de brujería encontrásemos al condenado envuelto a su vez en supuestos actos zoofílicos, necrófilos, caníbales, incestuosos... César Matínez, escultor mejicano (1962) dentro de este ámbito conflictivo nos plantea sus PerforMANcenas, en las que elaboraba esculturas comestibles a tamaño real de un hombre o una mujer e invitaba al público a participar del banquete.