martes, 30 de octubre de 2007

El Principito


La gente tiene estrellas que no son las mismas
para unos son días
para otros luces pequeñas
pero para mí son problemas
todos son problemas
y para ti, Mi Reina,
tendrás una estrella como nadie,
como nadie la tenga.
Oh, en manos, en manos de la tregua
supe del fruto de la ciencia
su rigor y su belleza
como guirnaldas de violetas
me dictaron,
me dictaron las estrellas
que para ti,
Mariposa de Menta,
siempre habrá una de ellas
como nadie la tenga
como nadie la tenga.

Enrique Bunbury inspirado en El Principito


Esta es una de las fotografías que saqué a una maqueta inspirada en el libro El Principito, especialmente en el pasaje de la visita a otros planetas. Este me sirvió como puente para establecer un contraste entre las diversas posibilidades de gestionar la belleza. También establecí una oposición quizá demasiado enfatizada y brusca entre dos grandes gestores (por el contraste entre filosofía zen y cristianismo y estética occidental y oriental) oriente y occidente.

Pero no todo es o blanco o negro, hay que profundizar en los grises de los que me hablaba Pedro... "una carrera plagada de matices".

Apuntes 30/10/2007

Más de lo mismo

Detalle de un dibujo a grafito
Soporte: papel CANSON


Y sigo sin estar contenta con el resultado, bueno, de eso se trata pero es una agoníaH... XD




lunes, 29 de octubre de 2007

Apuntes 29/10 /2007

Apunte a grafito
Soporte: papel CANSON


Detalle Dibujo a grafito
Soporte: papel CANSON


"Los espacios en blanco en dibujo son repugnantes"

martes, 23 de octubre de 2007

Apunte 23/10/07


Apunte a grafito
Soporte: Canson

lunes, 22 de octubre de 2007

Díptico


"Eco"
Acrílico sobre lienzo
Tamaño: 145 x 89 cm




"Narciso"
Acrílico sobre lienzo
Tamaño: 145 x 89 cm


En este proyecto final orientado a una investigación plástica personal he intentado buscar solución a uno de los problemas atemporales que preocupan al ser humano: la belleza.

Pese a que sin duda, un mito tan antiguo como el de Narciso no puede trasformarse en un argumento en contra de los juicios estéticos kantianos, el hecho de hallarme sumida en estas divagaciones fue fundamental en la gestación de mi díptico.


Estas son las palabras del filósofo a las que me remito:


“El gusto es la facultad de juzgar de un objeto o de una representación, por medio de una satisfacción desnuda de todo interés. El objeto de semejante satisfacción se denomina bello."


Con estas palabras, Kant nos explica que el placer estético que conlleva la apreciación de una belleza subjetiva y universal es una sensación completamente desinteresada sufrida por el sujeto. Estas palabras me llevaron a reflexionar sobre la tragedia de Narciso, que recordaré en este punto:


Eco era una joven ninfa de los bosques, parlanchina y alegre. Con su charla incesante entretenía a Hera, esposa de Zeus, momentos en los que él aprovechaba para mantener sus relaciones extraconyugales. Hera, furiosa al darse cuenta de ello, condenó a Eco a no poder hablar sino solamente repetir el final de las frases que escuchara. Ella, avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.

Por su parte, Narciso era hijo de la ninfa Liríope. Cuando nació, el adivino Tiresias predijo que si se veía su imagen en un espejo sería su perdición. Así su madre evitó siempre espejos y demás objetos en los que pudiera verse reflejado. Narciso creció hermosísimo sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que ansiaban que se fijara en ellas.

Tal vez porque de alguna manera Narciso se estaba adelantando a su destino, siempre parecía estar ensimismado en sus propios pensamientos, como ajeno a cuanto le rodeaba. Daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba. La ninfa le miró embelesada y quedó prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse al muchacho.

Narciso encontró agradable la ruta que había seguido ese día y la repitió muchos más. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia, temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre aviso de su presencia, descubriéndola cuando en vez de seguir andando tras doblar un recodo en el camino quedó esperándola. Sin embargo, la ninfa, maldita como estaba, fue incapaz de manifestarle su amor con voz propia. Tuvo que recurrir a la ayuda de los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso los sentimnientos de Eco. Ella le miró expectante, ansiosa... pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco moría. Y se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, repitiendo en voz queda, un susurro apenas, las últimas palabras que le había oído... "qué estúpida... qué estúpida... qué... estu... pida...". Y dicen que allí se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en parte de la propia piedra de la cueva...


Sin embargo, la suerte de Narciso no fue mucho mayor. Nemesis, diosa griega que había presenciado toda la desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso y en uno de sus paseos le encantó hasta casi hacerle desfallecer de sed. Narciso recordó entonces el riachuelo donde una vez había encontrado a Eco, y sediento se encaminó hacia él. Así, a punto de beber, vio su imagen reflejada en el río. Y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza en el reflejo. Y hay quien cuenta que ahí mismo murió de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros dicen que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas. En cualquier caso, en el lugar de su muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.


Esto me llevó a plantearme la posibilidad de que una sensación totalmente desinteresada o gratuita fuese capaz de convertirse en vital para un individuo, hasta el punto de transformarse en su ruina (precisamente por la no satisfacción del placer, sí interesado y necesario ). Y es que esta consecuencia puede obsevarse en el mito con Narciso y con la ninfa. Mis cavilaciones me llevaron a su vez a los siguientes planteamientos de Nietzche:


“No hay, pues, objetos de fe, más que aquellos con cuyo motivo la creencia es necesariamente libre; es decir, no determinada por un principio objetivo de verdad independiente de la naturaleza y del interés del sujeto.”


La lógica- Nietzche

Es gracias a estas palabras que podemos entender, o por así decirlo, tienen cierto fundamento filosófico los grandes romances de la literatura, que llevaron a muchos de estos amantes a quitarse la vida. E incluso, en el siglo XIX, algunos de los de carne y hueso llegaron a considerar el suicidio conjunto como la máxima expresión de su amor. Kleist fue uno de estos “románticos suicidas” criticado por Goethe en estos versos:

En frescas noches de amor

En que, engendrado, engendraste,

Sentiste un raro temblor

Cuando la vela avivaste.

No te quedas ya encerrado

En la sombra tenebrosa,

Te sientes arrebatado

Hacia una unión más hermosa.

No hay distancia que te aleje,

Vives volando hechizado

Y, aunque la luz te protege,

Mariposa, ta has quemado.

Nostalgia feliz- Goethe

Sin embargo hay que tener en cuenta que comencé hablando de belleza y he acabado hablando de amor, considerado este último algo más profundo y calificado de vital. Es por eso que Narciso dará significado al término narcisista, mientras que Eco fue la ninfa consumida por un amor rechazado... ¿pero acaso no cayó Eco a los pies de Narciso con la simple contemplación de su rostro?, ¿Eco amaba o era simplemente una “narcisista de lo ajeno”?, ¿o es que el conflicto que se da tan a menudo entre lo bello y lo deseado/amado es porque ambos son en definitiva objetos de fe del ser humano?. Siendo objetos de este tipo, como dice Nietzche, no pueden ser considerados independientes del sujeto, lo que acaba conviertiéndolos en determinantes de acitudes: narcisistas?, amorosas?, suicidas?...

Al margen de estas consideraciones encontré en Freud otra nueva explicación del narcisismo, que establecía una diferencia “médica” entre Narciso y Eco:

“Hemos comprobado que muchas personas y especialmente aquellas en las cuales el desarrollo de la líbido ha sufrido alguna perturbación no eligen su ulterior objeto erótico conforme a la imagen de la madre, sino conforme al de su propia persona. Demuestran buscarse a sí mismos como objeto erótico, realizando así su elección del objeto conforme a un tipo que podemos llamar narcisista. En esta observación ha de verse el motivo principal que nos ha movidoa adoptar la hipótesis del narcisismo.”

Introducción al narcisismo y otros ensayos-S. Freud


¿Podemos hablar por tanto (aunque plantearlo suponga la pérdida de la trascendencia que se ha atribuído al amor durante siglos) que el interés fundamental de los dos objetos de fe de los que hablaba antes, amor (Eco) y belleza (Narciso) reside en la visión del objeto erótico? Esta es una pregunta que quizá deba contestar cada cual en la intimidad de sus pensamientos y que va más allá de los planteamientos de mi obra. Aunque se trata de un cabo suelto que ataré en un futuro.




Apuntes




Soporte: Papel CANSON
Tamaño:Din A4
Material: Lápices de colores y grafito

A modo de introducción...

He decidido crear este espacio para que en los meses sucesivos se convierta en el telón de fondo en el que se insertarán mis ideas, maquetas, dibujos, esculturas... todo lo que quiera surgir y mis manos estén dispuestas a moldear