jueves, 11 de junio de 2009

Traje para Bruce Nauman





Bruce Nauman es especialmente reconocido por su gran capacidad interdisciplinaria y la adaptación a las diferentes corrientes de cada época, para cada una de las cuales siempre propone una mirada crítica.

Es por todo esto que el artista es consciente de las nuevas posturas en el espectador. Este se encuentra tan conmocionado por la pérdida de referencias visuales y añora tanto la visión frontal, que se vuelve completamente apático ante las propuestas artísticas. Los nuevos modos de ver siguen dos corrientes diametralmente opuestas: neutralidad y violencia. Se puede hostigar al espectador o no mostrarle nada en absoluto.

Nauman opta por la primera de las opciones y hay que decir que entra en el juego de una forma correcta y educada Please pay attention please, que poco a poco se irá haciendo más abrupta: Pay attention mother fuckers.

Su obra emerge como un golpe al espectador, al que obliga a mirar con formas despiadadas llegando incluso a basarse en técnicas de psicología conductistas como la caja Skinner. Pretende trasladar al espectador el desamparo aprendido en ratas de laboratorio y ejercer sobre su ojo el dominio que no consiguió con palabras amables.

El traje propuesto para Bruce Nauman parte de la voluntad de conducir al espectador, provocando en él una reacción inducida por un manipulandum (en psicología conductista, mecanismo que se acciona en el proceso y que se aprende, aunque no se trate de una acción propia del sujeto).

John B. Watson, preocupado por eliminar la introspección de entre los mecanismos de la ciencia psicológica fue el desarrollador de un movimiento conductista radical. Sin embargo, puesto que el artista lo que pretende, a mi entender, es conducir al espectador a su propia introspección, ambos conceptos deberían estar presentes en el traje diseñado para Nauman.

He optado por un vestido ajustado e hinchable, fabricado a partir de las abrazaderas de los baumanómetros empleados para medir la presión sanguínea. Bajo el vestido, una serie de fonendoscopios registran las palpitaciones del sujeto. A su vez, se han proporcionado al espectador unas gafas que, literalmente, le obligan a mirar, tal y como le sucedía a Alex en la película de Kubrick.

La obra de Bruce Nauman nos golpea en la cara, nos corta y daña, precisamente para denunciar el daño en sí mismo. Por ello, el espectador, amenazado, que tiende a cerrar los ojos, no es capaz de hacerlo y su pulso se acelera. Este pulso acelerado se intensifica, ampliándose al circular por la gargantilla que forman los cables de los fonendoscopios, pasando de 20dB a 120dB. El umbral estándar del dolor se sitúa a 140dB, así que algo hay que hacer, quizá intentar calmarnos… Conviene decir que cuando el espectador recupera un ritmo cardíaco normal, entre 60 y 100 ppm, los estetoscopios recuperan su volumen normal.

Analizando los elementos conductistas, creo que el sensor que regula el volumen, superadas las 140ppm, actúa como un manipulandum, que el espectador ha de sufrir. Posteriormente aprenderá que para disipar el ruido, sólo debe relajarse, estaríamos hablando aquí de un estímulo discriminativo. Sólo nos quedaría poder probarlo e espectadores reales para elaborar un registro acumulativo, es decir, una gráfica en la que pueda quedar constancia de las respuestas operantes, tiempo empleado, etc.

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